En natación podríamos aplicar el dicho de: “más vale maña que fuerza”. Y es que una buena técnica es primordial para deslizarnos por el agua de manera eficiente. De nada sirve nadar muchos metros en un entrenamiento si nadamos mal. En natación lo primero es la técnica, después ya haremos entrenamientos con volumen o de velocidad.
Para trabajar la técnica en natación podemos elegir un día de la semana y hacer este tipo de ejercicios en series de 50-100 metros o bien reservar la primera parte del entrenamiento para estos ejercicios, ya que no habrá fatiga y los ejercicios de técnica serán más efectivos. Aunque cuando empezamos a hacer este tipo de ejercicios uno se siente muy torpe y con la sensación de estar perdiendo el tiempo porque son formas de nado poco eficientes, al final lo que hacemos es acostumbrar al organismo a la sensación de deslizarse con eficacia bajo el agua, actuando los músculos necesarios y aplicando la fuerza en los momentos clave.
Si tu técnica es mala se puede decir que en natación vas a tener un techo muy bajo para mejorar. Día a día, y con la realización de ejercicios específicos de tecnificación, mejora notablemente la forma en que nos deslizamos en el agua, mejorando la hidrodinámica y siendo más eficientes al avanzar. Lo que finalmente se traduce en nadar más rápido y con menos gasto de energía.